septiembre 08, 2013

¿Quién tiene la autoridad para interpretar las Santas Escrituras?



Es la pregunta que muchos nos hacemos. Y muchos grupos religiosos ya se han asignado la respuesta diciendo que esta labor ha sido encomendada a ellos.

Desde los tiempos antiguos cuando Jesús, el Mesías, anduvo en la tierra, esto era muy importante, por ejemplo los fariseos preguntaban a Jesús ¿Con qué autoridad enseñas?, según la costumbre judía todo rabino, tenía que decir “Yo soy el rabino tal, nací en tal lugar y mi maestro es éste” entonces ellos de inmediato identificaban de que familia era, quien era su maestro y cuál era la base de su doctrina.

Cuando el Apóstol Pablo presentó defensa en el Templo de Jerusalén, ante una turba de Judíos de Asia que quisieron matarlo, él dijo su nacionalidad, lugar de nacimiento y quien era su maestro, según la costumbre. (Hechos 22:3).

Volviendo al tema, podemos leer en Mateo 28:19 que el Señor le dice a los discípulos, por tanto id y haced discípulos de todas las naciones, aquí está claro que el Señor les dio un mandato y es exclusivamente el de hacer discípulos, es decir instruir a las personas en el conocimiento de Dios y su ley. Aquí podemos ver con claridad que ellos fueron apóstoles y no porque otro les haya dicho “mira el espíritu me revela que te unja como apóstol” y ya de un minuto a otro ya es Apóstol, o que les digan “cursos de apostolados duración: tres meses ofrenda: 1500 dólares” y pagan por adelantado, van al curso por tres meses y ya son “apóstoles”. Nada de eso mi estimado hermano, aquí vemos muy claro que fue el mismo Jesús quien los constituyó en Apóstoles.

El mismo Pablo para ser Apóstol no tuvo que ir al Seminario a Roma, a donde el santo papa, o donde el pastor para que lo constituyera apóstol o pastor, el mismo narra que no consultó con carne ni sangre, o sea hombre alguno sino que fue constituido porque le agradó a Dios mismo apartarlo desde el vientre de su madre, para que predicase el Evangelio a los gentiles.

Yo mismo puedo ir donde un pastor y decirle, con su autoridad, decláreme pastor, y me declara pastor y ya listo soy pastor, me presento ante la gente como “el pastor” y la gente ya me dice pastor. Pero la gran pregunta es ¿Será que ante la voluntad de Dios también llevo este rango o esta distinción? 

Después de leer todo esto nuestra pregunta sigue sin respuesta. Jesús dijo que después que él se fuese nos enviaría a otro, ¿Quién será éste? Será el llamado “santo papa” ¿Será la virgen María? O ¿Serán los ungidos e iluminados de hoy en día? Es el mismo Jesús quien identifica a su enviado “el consolador” el Espíritu de Verdad (San Juan 14:17). Pero ¿Qué es lo que el Espíritu Santo iba a enseñarnos? Y Jesús mismo nos lo dice “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho". (San Juan 14:26). 

Bueno ahí está claro el Espíritu Santo es la autoridad para interpretar la palabra de Dios, de modo que toda tradición o palabra de hombres que no se ajusta a las palabras de Jesucristo, son palabrería vana y debemos desecharlas.

También es muy importante que anhelemos el deseo de servirle a Dios, que tengamos temor de él para que nos dé su sabiduría por medio de las escrituras y de este modo entenderemos cual es el Ministerio que él tiene preparado para cada uno de nosotros aquí en la tierra.


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