A los primeros cinco libros del Tanaj (Antiguo Testamento) se le conoce como la Torá “La Ley”, y esta Torá contiene tanto Leyes como Normas (Mandamientos).
La ley es de carácter obligatorio, y para el que le incumple, la misma ley establece un castigo. Las normas son menos severas en cuanto al castigo pero también se tienen que cumplir porque de lo contrario se crea un caos.
Si comprendemos que a los primeros cinco libros de la Torá se les llama “LA LEY” podemos comprender porque muchas veces el Apóstol Pablo se refiere a que la ley ya fue cumplida y por lo tanto ya no nos rige. Pero recordemos que la misma Ley contiene mandamientos que son parte de la Torá y que el mismo Jesús confirmó en sus palabras.
Es por esa razón que de repente leemos al Apóstol Pablo como si anulara la ley y otras veces como si la pusiera en alto como algo que tenemos que cumplir. Y es por la razón que ya explicaba en la nota anterior acerca de las leyes generales y las leyes específicas.
Deseo aclarar que la Ley de Dios “NO FUE ANULADA” porque se anula lo que es incorrecto pero la palabra de Dios es perfecta, la ley profética referente al Cordero de Dios se cumple en Jesús el Mesías y la Ley ritual o simbólica también se cumple en Jesús, el mesías; la ley general o normas morales (mandamientos) permanecen con la única diferencia que antes estaban escritos en la piedra y eran obligatorio su observancia, mas ahora Dios los ha puesto en la mente y en los corazones de quienes hemos aceptado el nuevo pacto, esto significa que cuando la persona nace de nuevo los cumple no por obligación sino porque están en su nueva naturaleza espiritual.
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