marzo 13, 2025

El Arte de Pedir y Confiar







Hay una promesa sencilla, pero profunda, que resuena como un eco suave en nuestras vidas: "Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá". Son palabras que nos invitan a movernos, a alzar la voz, a dar un paso hacia lo que anhelamos. No es una garantía de lo inmediato, sino un recordatorio de que el acto de pedir, buscar y llamar ya es un comienzo, una chispa de fe que enciende el camino.
Jesús, con su claridad de maestro, nos dibuja una imagen cercana: un padre que escucha a su hijo. Si ese pequeño pide pan, ¿quién le daría una piedra? Si pide un pescado, ¿quién le ofrecería una serpiente? Hasta nosotros, con nuestras imperfecciones, sabemos dar lo bueno a quienes amamos. Entonces, ¿cuánto más hará un Padre que ve más allá de lo que nosotros podemos imaginar? Es una certeza que abraza: no estamos solos en nuestras peticiones, y lo que recibimos, aunque no siempre sea lo que esperamos, lleva consigo una bondad que trasciende.
Pero hay más. En medio de esa confianza, Jesús nos susurra: "No se turbe el corazón de ustedes". Es fácil que el miedo o la duda nos aten, que el silencio tras una puerta cerrada nos haga retroceder. Sin embargo, él nos llama a creer, a sostenernos en algo mayor que las tormentas que enfrentamos. Y luego, como si tejiera todo en un solo hilo, nos pide dar un paso más: tratar a los demás como queremos ser tratados. Porque pedir y recibir no es solo un regalo para nosotros, sino una invitación a compartirlo.
Hoy, piensa en lo que llevas en el corazón. ¿Qué puerta no te has atrevido a tocar? ¿Qué buscas con pasos tímidos? No hay vergüenza en pedir, ni en confiar. Tus huellas se forman no solo al caminar hacia lo que necesitas, sino al abrir tus manos para dar lo que ya tienes. En ese equilibrio —entre la fe y la bondad— está la verdadera fuerza de ser quien eres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario