En su larga y difícil historia, la Biblia ha resistido los muchos ataques de los que ha sido objeto. A pesar de que fue prohibida en la Edad Media, duramente atacada por la alta crítica durante el siglo xix y totalmente descuidada en el siglo xx, aun así la Biblia continúa ofreciéndole a la humanidad una esperanza viva y una guía segura.
Como el escritor David Ewert lo expresa, “la Biblia ha resistido no sólo los embates del tiempo sino también los repetidos intentos de los enemigos de Dios para hacerla desaparecer” (From Ancient Tablets to Modern Translations [“De las tablas antiguas a las traducciones modernas”], p. 16).Aunque la Biblia es obra de muchos escritores, el lector perspicaz puede darse cuenta de que una sola mente suprema la inspiró desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
Con sobrada razón el apóstol Pablo les recordó a los primeros cristianos que las Sagradas Escrituras son “la palabra de Dios” (Romanos 3:2). Son declaraciones divinas.
Cuando Dios reveló su voluntad en el monte Sinaí, le ordenó a Moisés que codificara y transmitiera esta palabra al pueblo (Deuteronomio 5:31; 6:1; 17:18; 31:24-26). Siglos después, las Escrituras aún eran leídas habitualmente en el templo de Jerusalén y en otras partes. Las personas podían oír y entender la Palabra de Dios y actuar en conformidad con ella. Por ejemplo, podemos ver que Jesucristo tenía acceso a las Escrituras y que en cierta ocasión las leyó en voz alta en la sinagoga de Nazaret (Lucas 4:16-22). Los que lo escuchaban se maravillaron de las inspiradas palabras de Jesús cuando él aplicó la profecía de Isaías a sí mismo. Más tarde, los apóstoles fueron inspirados a escribir cartas a la iglesia en las que explicaron varios pasajes y preceptos de las Sagradas Escrituras. Al igual que otros escritores y seguidores de Cristo, ellos escribieron relatos de la vida y obra de Jesús que llegaron a ser conocidos comúnmente como los evangelios. Dios se aseguró de que estos escritos singulares fueran preservados para las generaciones futuras (2 Pedro 1:15).
Siglos más tarde, después de la invención de la imprenta, y cuando las Escrituras fueron traducidas a los idiomas populares, la gente común empezó a tener mayor acceso a la Santa Biblia. En la actualidad, este Libro de los libros está disponible en casi todas las naciones. No obstante, los patrones del pensamiento irreligioso de nuestra era moderna a menudo restringen poderosamente la lectura y comprensión de sus enseñanzas.
El pensamiento básico del mundo de hoy frecuentemente aleja a la gente de la Biblia. Esta es la razón por la
que son tan necesarias las revistas y cursos de estudio que expliquen correctamente la Palabra de Dios. ¡Necesitamos leer la Biblia con verdadero entendimiento divino!
Cuando Dios reveló su voluntad en el monte Sinaí, le ordenó a Moisés que codificara y transmitiera esta palabra al pueblo (Deuteronomio 5:31; 6:1; 17:18; 31:24-26). Siglos después, las Escrituras aún eran leídas habitualmente en el templo de Jerusalén y en otras partes. Las personas podían oír y entender la Palabra de Dios y actuar en conformidad con ella. Por ejemplo, podemos ver que Jesucristo tenía acceso a las Escrituras y que en cierta ocasión las leyó en voz alta en la sinagoga de Nazaret (Lucas 4:16-22). Los que lo escuchaban se maravillaron de las inspiradas palabras de Jesús cuando él aplicó la profecía de Isaías a sí mismo. Más tarde, los apóstoles fueron inspirados a escribir cartas a la iglesia en las que explicaron varios pasajes y preceptos de las Sagradas Escrituras. Al igual que otros escritores y seguidores de Cristo, ellos escribieron relatos de la vida y obra de Jesús que llegaron a ser conocidos comúnmente como los evangelios. Dios se aseguró de que estos escritos singulares fueran preservados para las generaciones futuras (2 Pedro 1:15).
Siglos más tarde, después de la invención de la imprenta, y cuando las Escrituras fueron traducidas a los idiomas populares, la gente común empezó a tener mayor acceso a la Santa Biblia. En la actualidad, este Libro de los libros está disponible en casi todas las naciones. No obstante, los patrones del pensamiento irreligioso de nuestra era moderna a menudo restringen poderosamente la lectura y comprensión de sus enseñanzas.
El pensamiento básico del mundo de hoy frecuentemente aleja a la gente de la Biblia. Esta es la razón por la
que son tan necesarias las revistas y cursos de estudio que expliquen correctamente la Palabra de Dios. ¡Necesitamos leer la Biblia con verdadero entendimiento divino!
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